jueves, 11 de noviembre de 2010

Un Poema de Antaño... Púrpura (Por Pedro)

Me vi en mi rojo, hasta que tú entraste en un blanco.
Liberaste lo que hieráticamente escondía de la muchedumbre
y cercaste los óbices de mi libertad, 
haciendo que la más fina parcela de tu piel confinase mis choques banales
a una exclamación de devoción...

He aquí mi mundo, mi orbe, mi vida
aniquiladas sin piedad por la ambigüedad del todo y la suspicacia de tu mirada;
esa es mi vida, esa es mi conciencia, esa eres tú.

La ternura de tus labios congela la dureza de mi alma,
tu raza divina exhuma los restos de lo que en vida
fue mi terror y en la muerte mi inquisidor.
Las orbes de tu faz limpian mi piel de la aspereza
de la ignorancia, de lo divino y de la candidez de lo indómito.

Una lágrima púrpura flagela mi conciencia,
mientras tú invades incólume mi ser;
levanto la mirada y recibo tu escarpelo, dulce escarpelo,
ya no es púrpura, es nigérrimo.
Años a merced de lo inefable, doce los momentos de peregrinaje
y uno el motivo que me ata a ti.

Eres mi sangre, mi lujuria, mi pena, mi ira, mi alegría, mi miedo,
mi esfuerzo, mi caída, mi ocaso, mi alba, mi canción,
mi poema, mi muerte, mi fragilidad, mi desidia, mi argumento,
mi mentira, mi féretro, mi soberbia.
Eres el sueño que se posa en mi recinto y que llora la evanescencia
de mi maldición, la maldición de nacer, la maldición de ser.

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