domingo, 21 de noviembre de 2010

X (Por Miguel Aranda)


 
Hay momentos funebres como epistolas sin lector
bancas de parque llenas de lluvia,
pasajes de vida sin autor ni dueño
princesas ausentes y caballeros inertes.

Hay momentos de paz, como madrugadas en sala de hospital
donde el tenue sonido de la nada enloquece,
silencios de oficina, cuando las rosas se marchitan
y vientos de un tiempo ajeno que solo recuerdan.

Hay momentos alegres como reencuentros eternos
cuando el sonreir es parte de la rutina,
porque el vivir cambia en tono con el andar del corazon
mientras tú miras desde tu balcon.

Hay momentos sublimes como cascadas de flores
desde el cielo burbujeante y claro,
en el tiempo perfecto y la noche luminosa
momentos en los que ser, es pensar en tí.

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