Metempsicosis I (Por Pedro)

La extraño, lo admito. Mas no se qué exactamente extraño de ella. ¿A ella? ¿Los momentos que pasé con ella? ¿Extraño tener que extrañarla? No se, tampoco puedo mentir con decir que ya no me interesa.

¿Quién es ella? Jode decirlo, pero ya no se quién es ella...

 ha cambiado y yo tambien, somos letra muerta y nuevos recuerdos de un pasado muy antiguo. Pero si he forzar mis memorias y emociones, solo me cabe decir que ella fue todas mis emociones, mis sentimientos y frustraciones. Ella fue el dulce escarpelo que me libraba de los óbices de mi naturaleza y mis doce lágrimas púrpuras. Fue cada hebra de hilo de ese oso que no parece oso, también aquellas letras que son el espejo de su alma y que yo devolví. Es también cada mirada vacía de duda que lastimaba mi corazón casi marchito por la espera y cada declaración de egoismo.

La extraño, lo admito. Extraño cada beso que con delicadeza le daba y recibía a su vez. Cada pregón de cariño y odio, celos callados y silencios incómodos. Extraño cada sensación de frustración y de duelo por perder parte de mi ser con cada día en que he tenido que acompañarla. Extraño a fin de cuentas todo lo que he sentido por ella, mas no creo que a ella en sí misma. Con el perdón de ella y, más aun, de mi ego, doy por finiquitado estos recuerdos.