martes, 31 de agosto de 2010

You can say: "Baby"... (Por Blenda)

mirada que petrifica
que frase!!! que empieza a contar una extraña experiencia para quien jura heterosexualidad.
Su nombre es bastante rosa para mi porpio gusto, se llama Dalía, de estatura que no sobrepasa el 1.55 cm, cabellos largos y caóticamente desordenados de color rubio castaño y mechas en colores, con fuerza impactante y maquillados al estilo oso panda, tez cuasi pálida, acompañados de labios en color fresa madura.
Un look que a primera vista hace recordar a Robert Smith en sus 80's con caminar de adolescente desgarbada, dueña del mundo o mínimamente de Lima cuadrada.
Esa imagen capturo mi atención de manera bastante súbita, todo ocurrió en cuestión de 2 min., que demoro en bajar las escaleras y el tiempo que yo tarde en intentar descifrar el porqué la niña en cuestión, no dejaba de mirarme tan fijamente.
Fue una sensación bastante insípida la que dejó, tras tanto jaleo la perdí de vista entre toda la multitud de chavales, que iban de salida...ahí quedó mi sorpresa, desconcierto, confusión, estupor y aparecio un tema de tipo existencial, es que acaso ¿la niña me gustaba? ¿por qué tanta atención en ella? ¿por qué había tenido la sensación de murcigalos en mitad del cerebro, los nervios de no saber si avanzar o quedarte parada, cual estatua porqué viste al chaval más simpático en años?
Esas preguntas solo parecían sandeces en ese momento, las pocas ganas que tenia de pensar en ello se vieron reforzadas porqué simplemente la imagen de la niña desapareció de mis pupilas por unos dos meses o más; todo quedó como algo anecdótico.
...
Una tarde de esas, en las que las ganas de estudiar Inglés, simplemente era un tema mecánico, volvieron a mirarme esas pupilas, esta vez avanzaban directamente hacia donde yo estaba, pasaron rozando mi hombro izquierdo, sin más que una maléfica sonrisa en el rostro y me trajó a la memoria al guasón al verla.
Aún cuando no debería ser nada importante, su actitud, la forma tan arrebatada de rozarme, de mirarme fijamente, decía mucho más que las palabras de cualquier chico que hasta entonces hubiera estado interesado en mí.
Durante esa semana fue una constante su comportamiento, estábamos en el mismo horario y en el mismo piso, me acostumbre a sus grandes ojos, sonrisa maquiavélica, caminar desgarbado; a lo que nunca me llegue a acostumbrar fue a la profundidad de su mirada, era como una primera vez siempre y tenía el efecto de dejarme en estado de shock.

El último día del ciclo termine mi Final Exam, antes de lo esperado como acostumbraba, siendo las 8 pm por necesidades de tipo biológico me di una vuelta por el baño, al ingresar lo primero que vi a través del espejo fue la imagen de la chica MEDUSA; no era una ilusión óptica, mis sentidos arácnidos no estafaban a mi percepción, no era un poster de ella lanzándose a reina de primavera; era Dalía en vivo, de carne y hueso (más de lo último que de lo primero, claro) frente a mi...

Un momento, ¿ por qué tanta emoción? es natural que siendo ella, una chica, pueda estar en el baño al igual que yo ( ese pensamiento detuvo tatno delirio, me paro en seco). Al momento recupere la atención en la realidad y el efecto Medusa se inicio, era evidente mi estado de petrificada, mientras la soledad del lugar acompañaba el silencio entre las paredes, podía percibir como la fantasmal Dalía se movía hacia mí, cual gato hacia su presa, con elegancia y determinación; entre lo que tardaba en romper mis ataduras, ya sentía su gélido aliento rosando mis labios...

bummmm!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Eso sonó a caricatura de la WarnerBros y si pues, tras el golpe súbito hacia la puerta, mis actos reflejos fueron tan geniales como suelen ser, en cuestión de segundos estaba encerrada en uno de los privados del baño, así de simple. No hubo tiempo para ver nada más, solo fue un salto de lo más felino.
Trás aquellos 5 minutos, solo queda en mi mente su mirada aniquilando mi voluntad, su sonrisa maquiavélica petrificando mis pensamientos y la duda exstencial ¿Habría sido yo capaz de responder aquella expresión física de sus deseos? ¿Porqué sentía miedo de mi misma?... esas cuestiones quedaron en tela de juicio y de aquella noche solo queda estas líneas.



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