jueves, 3 de marzo de 2011

LA TRAGEDIA DE UN POETA (Por Miguel Aranda)


Desde los más finos hasta los menos aficionados han pasado por el tugurio de tener que expresar su forma y su fondo en versos cursis y malgastados. Todos hemos soñado con la gloria de ser leídos y ser reconocidos, todos fuimos bardos de segunda en alguna segunda vez.

Pero hay motivos para hacer, escribir y entregar, hay solo una excusa decente para volver la vista atrás y empezar a volar con la pluma del pájaro muerto en aquel charco de tinta, nuestro único motivo es el dolor. La tragedia en su máxima expresión. Cito a un grande de la poesía con la siguiente sentencia: “¿Qué puede hace un poeta sin dolor? Lo necesita tanto como a la máquina de escribir.” Esta frase describe todo, o como dice Borges “La felicidad no necesita ser transmutada en belleza, la desventura si.” Esto es solo para citar dos ejemplos de la importancia del dolor humano en la producción artística.

Hay miles de teorías al respecto, desde el psicoanálisis hasta la antropología han intentado explicar la importancia del dolor en la creación tanto intelectual como gráfica. Pero en este post no me ocuparé de esa parte, pues solo deseo hace hincapié en la necesidad de la angustia y la tristeza como medios de funcionalidad artística y la posterior consecuencia ante la ausencia de este.

Siempre me he dicho que cuando se es feliz no hay tiempo para la poesía, que la felicidad y la plenitud abarcan gran parte del tiempo y el restante uno tiene que usarlo para trabajar y descansar. ¿Por qué escribir cuando no hay angustia? ¿Por qué forzar el resultado innecesario de un verso? Señores, somos hijos del dolor (siendo el parto y la primera exposición al mundo sucesos dolorosos y traumáticos) y nuestro “retoños” son también obra del dolor. No es necesario el detalle científico para esta verdad de perogrullo, porque este cabalgar solo enciende al caballo cuando esta a punto de morir o hay peligro de que eso ocurra.

Podemos citar a grandes ejemplos del dolor y su posterior producción poética, tenemos a Charles Bukowski, Charles Baudelere, Arthur Rimbaud, César Vallejo, Julio Cortázar, etc. Solo por citar a algunos exponentes que vivieron en sus hojas versadas el dolor de alguna experiencia.

Como conclusión, si quieren escribir y ser buenos poetas… esperen una daga de angustia en sus venas y produzcan lo más posible, sino tiene ese aliciente entonces no fuercen su cerebro y dedíquense a la ciencia.

2 comentarios:

clar0scuro dijo...

No te niego lo expuesto, es más ya he sentido la falta de esa daga,la extraño de vez en cuando, ya volveré a estar bajo su filo :P
Blen

poeta intolerante dijo...

¿es mejor estar debajo del filo o encima del filo? No voy a negar que sòlo leì el ùltimo pàrrafo asi que no sè de que se trata todo el post, disculpen.
-poeta intolerante-

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